Existe una limitación
cultural que enfrentamos algunos países en desarrollo como Colombia, para poder
dar un gran salto en materia de innovación y competitividad, y convertirnos
así, en una sociedad del conocimiento.
La gestión del conocimiento
y la innovación no sirven solamente para incrementar la competitividad del sector
productivo y para cualificar el desarrollo social; son también de gran utilidad
para mejorar la eficacia de la gestión pública.
Lo que hace falta es
promover una mayor apropiación de estos conceptos por parte de las entidades
del Estado Colombiano. En un mundo multipolar e interdependiente, las dinámicas
de la cooperación evolucionan y se ajustan permanentemente. Por eso es
obligatorio estar atentos a las tendencias, para adaptarse, y sobre todo para
identificar nuevas oportunidades. Con mayor razón en el caso de un país
emergente, como Colombia, que busca jugar papeles dinámicos y proactivos en la
comunidad internacional
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